martes, 1 de mayo de 2012

LA HISTORIA DE LA CLONACIÓN

La oveja Dolly (1996) fue el primer mamífero clonado a partir de un individuo adulto. Si bien el desarrollo de Dolly fue normal durante los primeros años, luego sufrió una artritis severa a una edad precoz para su especie. Murió al cumplir 6 años. Hoy se cumplen 15 años desde que el mundo tuvo conocimiento del nacimiento de la oveja Dolly, el primer mamífero clonado de la historia.


Nació en 1996.
La oveja Dolly, de raza Finn Dorset, nació el 5 de julio de 1996 en el Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), después de que un grupo de científicos extrajera el núcleo con material genético de una célula adulta para introducirlo en un óvulo previamente “enucleado” de otra oveja. La existencia de Dolly no se divulgó hasta siete meses después, el 23 de febrero de 1997.

277.
Para llegar a Dolly se necesitaron 277 intentos, con 277 óvulos, de los que nació una sola oveja. No obstante, trece de esos óvulos se desarrollaron hasta embriones, aunque finalmente se escogió solo uno para llegar al final de la gestación.
Megan y Morag. Antes de Dolly, en 1995, Ian Wilmut y su colega Campbell, en el Instituto Roslin, consiguieron que nacieran dos ovejas gemelas idénticas, Megan y Morag, clonadas a partir de células embrionarias con la misma técnica (transferencia nuclear) que luego se usó con Dolly. Su logro se publicó el 7 de marzo de 1996. Ambas compartieron con Dolly establo durante los primeros meses del nacimiento del clon más famoso de la historia.
En 1997, el investigador Ryuzo Yanagimachi y su equipo de la Universidad de Hawai lograron clonar ratones adultos vivos (22 hembras), que se desarrollaron normalmente y tuvieron crías sanas. La primera recibió el apodo de Cumulina.


MAMÍFEROS CLONADOS, CINCO CERDOS

En el año 2000, PPL Therapeutics (Edimburgo, Escocia), creó los primeros 5 cerdos clónicos: Millie, Christa, Alexis, Carrel y Dotcom. El hito se publicó en la revista Nature Biotechnology.






El primer animal clonado en el continente africano fue la becerra Futi, a partir del ADN de una vaca que ostentaba el record en la producción de leche con 78 litros al día. En principio, la técnica de transferencia nuclear podría utilizarse para crear un número infinito de clones de los mejores animales de granja. En EE UU se vendieron en una subasta clones de vacas selectas por más de 40.000 dólares cada ejemplar.
MAMÍFEROS CLONADOS - LA GATA Cc


Cc, la primera gata clonada, nació en diciembre 2001. El nombre cc es un acrónimo que la prensa tradujo como copycat ('gato copia', en español). Hace poco cumplió 10 años.





MAMÍFEROS CLONADOS - FELINOS FLUORESCENTES

Hace poco se obtuvieron también gatos clonados y modificados genéticamente para brillar bajo luz ultravioleta.





Injaz (que significa logro en árabe) nació en abril del 2009 en el Centro de Reproducción de Camellos (CRC), convirtiéndose en el primer dromedario clonado del mundo.


MAMÍFEROS CLONADOS - SNUPPY, EL PRIMER CLON CANINO

El científico surcoreano Hwang Woo-Suk clonó en 2006 al primer perro, un afgano llamado Snuppy (en el centro de la imagen). Desde entonces han sido varias las clonaciones de los "mejores amigos del hombre".



 
Got, el primer toro bravo clonado en España, nació en 2010. Con él se abría la puerta a la posibilidad de crear un banco de tejidos para evitar así la desaparición de animales de gran valor genético en vías de extinción.

  

¿Mascotas clonadas? El bio negocio de moda

En Corea del Sur, la empresa RNL Bio acaba de realizar su primera clonación comercial al crear cinco cachorros idénticos a partir de tejidos de un Pit Bull Terrier fallecido. Su dueña, Bernann McKinney, conservó tejido de la oreja de su mascota en un laboratorio estadounidense durante casi un año a 200°C bajo cero antes de su clonación, por la que ha pagado 50.000 dólares.
Ra Jeong-Chan, director ejecutivo de
RNL Bio, ha asegurado que la compañía está capacitada para clonar hasta 300 perros el año próximo. Incluso tiene previsto ampliar su mercado y darse a conocer entre los propietarios camellos en Oriente Medio.
Pero Jeong-Chan tendrá que trabajar duro, ya que muchos proyectos comerciales anteriores similares han fracasado estrepitosamente. Es el caso de la compañía estadounidenses
Genetic Savings and Clone
(GSC), que tras demostrar su capacidad para clonar gatos en 2004, tuvo que cerrar ante la falta de clientes.
Por otra parte, a
RNL Bio no le faltarán competidores. La empresa Bioarts Internacional, con sede en California, lanzaba recientemente el programa Best friends again (Mejores amigos otra vez) para subastar la posibilidad de clonar a cinco perros. Además, el mes pasado anunció su intención de clonar a Trakr, un pastor alemán que ayudó a rescatar supervivientes entre los escombros del World Trade Center de Nueva York, por considerarlo el can "más digno de ser clonado".

“LOS PAÍSES DESARROLLADOS TENDRÁN CIUDADANOS GENÉTICAMENTE ENRIQUECIDOS”

Gran viajero, escritor y especialista en Bioética, el doctor Lee M. Silver es, además, una de las mentes más brillantes en el análisis de los peligros que yacen tras la genética.
Este profesor de Genética Humana, Reproducción y Política de la Universidad de Princeton lleva años alternando sus investigaciones sobre las bases genéticas del comportamiento con su trabajo como asesor sobre Bioética para el Congreso de EE UU. Desde que en 1998 publicó su novela Vuelta al Edén, ha visto cómo muchos la comparaban con Un mundo feliz, de Aldous Huxley. Con ella, Silver desveló uno de los peligros de la manipulación de los genes: el nacimiento de una elite de ciudadanos mejorados artificialmente. Ahora, tras un viaje de ocho meses por el Sudeste asiático, reconoce que estaba equivocado, aunque no tanto. No por ello abomina de la ingeniería genética. De hecho, le hubiera gustado usarla con su hijo Ari, quien ha heredado de él el asma. Silver hace la entrevista con un inhalador al alcance de la mano.

Usted dividía la sociedad estadounidense de 2350 en un 10 por 100 de superhombres genéticamente mejorados y un 90 por 100 de humanos normales en Vuelta al Edén. ¿Sigue de acuerdo?
–Estaba equivocado. Las técnicas genéticas podrán emplearse al igual que hoy las vacunas. En Europa y EE UU, todo niño es vacunado contra la polio, por ejemplo, pero en otras partes del mundo no es así y la mitad de los niños muere porque beben agua de ríos contaminados. Son dos mundos muy diferentes. Mi temor es que, en el futuro, las sociedades occidentales tengan ciudadanos genéticamente enriquecidos y los grupos humanos, que ahora ya son distintos socialmente, se hagan diferentes genéticamente.

O sea, en una misma sociedad, la mayoría de los individuos se beneficiarán de estos avances.
–Al igual que ahora ocurre con la fecundación in vitro, las técnicas genéticas estarán al alcance de cualquiera en Occidente. Inicialmente, la tecnología estará disponible sólo para los que tengan mucho dinero, pero, una vez que la sociedad lo demande, el coste se abaratará. Además, en otros países, como Inglaterra, ya hay técnicas reproductivas que cubre el Sistema Nacional de Salud.

¿Cuáles son los beneficios de la ingeniería genética?
–Hoy en día, hay personas que no contraerán el sida, por más que se expongan al VIH. Están protegidas genéticamente. En el futuro, aunque no cercano, la ingeniería genética erradicará los genes responsables del cáncer, de las enfermedades del corazón y de aquéllas debidas al envejecimiento. Creo que la gente aceptará estas técnicas. Sé que muchos no están de acuerdo conmigo, pero yo creo que será así.

¿Qué otro tipo de mejoras genéticas podrán realizarse?
–Una vez que el Proyecto Genoma se complete, será posible descubrir con los “chips de ADN” los genes que protegen a las personas contra una enfermedad, y también los que dan el talento artístico u otras habilidades. No hay genes que te conviertan en un gran músico o en un matemático, pero pueden darte el potencial para serlo. Al conocerse estos genes, los padres querrán dárselos a sus hijos.

¿Le parecería ético?
–La tecnología que protege al niño contra la enfermedad es buena. Lo malo es si unos obtienen esa protección y otros no. Ése es el problema político que se avecina.

¿Las creencias religiosas pueden frenar los avances en este campo?
–Un 20 por 100 de los estadounidenses no acepta la manipulación de embriones ni la fecundación in vitro; pero el 80 por 100 sí lo hace. Esto, respecto a la protección frente a enfermedades. Mejorar otros aspectos del niño será controvertido.

¿Qué medidas legales se tomarán respecto a estas técnicas?
–En primer lugar, habrá leyes para evitar que se haga daño. Clonar, ahora mismo, es peligroso, así que debe estar prohibido. Si la tecnología génica acaba usándose como protección frente a las enfermedades, será difícil que se ilegalice. Al contrario, interesaría hacerla llegar a toda la sociedad. Pero aún nos quedaría un problema: a Occidente le da igual lo que ocurra en el Tercer Mundo. Por ejemplo, los europeos vacunan a sus hijos contra la polio, pero los niños aún mueren de esta pandemia en Tailandia o en África. Los occidentales previenen una división social, pero no se preocupan de otras sociedades.

Cuando el Congreso de EEUU le pidió su opinión sobre la clonación, ¿qué dijo?
–Que hoy no es ético clonar seres humanos. Aún es peligroso, ya que origina un alto porcentaje de defectos congénitos. La clonación en sí no es algo que a la gente le preocupe. De hecho, la mayoría no se da cuenta de lo que es.

¿Qué es?
–Simplemente, obtener un embrión a partir de una de tus propias células no reproductoras. La clonación consigue un hijo con todos los genes de uno solo de los padres. A la mayoría de la gente esto no le atrae. Y, desde luego, es diferente de la ingeniería genética.

¿Está de acuerdo con que se emplee cuando sea más segura?
–No tendría por qué no ser ético. Si alguien quiere usarla, que la use, pero ahora no lo es. Y, sin embargo, un médico italiano –Serverino Antinori– y otro estadounidense –Panos Zavos– van a hacerlo, aunque conlleve defectos congénitos. Serán muy famosos cuando consigan un niño clónico y les pagarán mucho dinero. Es un ejemplo de cómo el mercado lleva a hacer algo que, en mi opinión, ahora no es ético.

Ilustra su curso sobre Genética en Princeton con películas. ¿A cuál se parecerá más el futuro?
–Me gusta Inteligencia Artificial, de Steven Spielberg. Plantea una pregunta filosófica fascinante: ¿qué significa ser humano? Se trata de ver si un ser informático, con emociones y sentimientos, lo es o no. Es una cuestión clave, porque el modo en que tratemos a otros individuos estará determinado por lo que pensamos que son. Por ejemplo, si bien los seres humanos tienen derechos humanos, los animales, no. Y los ordenadores, por supuesto, no tienen derechos.

En debates sobre el aborto o el uso de células madre de embriones, el problema es considerar o no al feto como un ser humano. ¿Cuál es su opinión?
–Hay un ser humano cuando el feto puede dar origen a una mente. El cerebro emerge al final de la fase embrionaria, así que, para mí, durante los tres primeros meses del embarazo no hay un ser humano. De todas formas, nadie sabe cuándo surge la mente en realidad, lo que nos lleva al debate sobre embriones y células madre. El embrión humano lo forman unas pocas células en las que no hay tejido cerebral. Para mí, eso no es un ser humano, aunque la Iglesia católica piensa que sí. La mayoría de la gente en EEUU acepta que se usen estos embriones. Hasta el senador Orrin Hatch, que era opuesto al aborto, cambió de postura cuando un pariente suyo enfermó de Parkinson y supo que la investigación en células madre podía ayudarle. Cuando le toca a su familia, casi todo el mundo está de acuerdo.

¿Y el alma?
–Es la individualidad de la conciencia, la cual es, a su vez, una manifestación del cerebro. Aunque no es tan simple, como demuestran las experiencias realizadas por el premio Nobel Roger Sperry. Éste cortó el cerebro humano por la mitad para curar la epilepsia sin darse cuenta de que así las dos partes del cerebro dejan de estar comunicadas. Es como tener dos personas en conflicto dentro de la cabeza. Para evitarlo, los médicos eliminan químicamente una parte del cerebro. La pregunta es si esto es un asesinato. En EEUU no lo es, porque relacionamos al ser humano con el cuerpo, no con la mente.

¿Estas tecnologías servirán para hacer más feliz al hombre?
–No necesariamente. Hay personas ricas e infelices y gentes sencillas y muy felices. No podemos hacer a la gente más feliz, pero, genéticamente, será posible eliminar la enfermedad

Esta entrevista fue publicada en enero de 2002, en el número 248 de MUY Interesante.